El paradigma evolutivo está tomando fuerza nuevamente en la
literatura científica tras décadas en el olvido. Nuestros genes están
adaptados a un trabajo muscular intenso de cientos de miles de años de
caza, recolección y caminatas buscando comida o agua. De hecho, la mayor
parte de nuestro cerebro está destinada al movimiento. No habríamos
desarrollado cognición si no pudiéramos ejecutar conductas. El cerebro, a
través del movimiento, regula la función vascular, la oxigenación del
sistema nervioso, el neurotrofismo, la expresión genética, el sistema
inmune y la cascada de eicosanoides… todos estos mecanismos se han visto
drásticamente regulados a la baja con nuestra vida actual.
En este artículo vamos a tratar la pérdida de contacto con los ciclos
de luz natural y la pérdida de la sincronía de nuestro reloj biológico
con nuestro entorno. Este contacto, inalterado durante cientos de miles
de años de evolución, ha cambiado diametralmente en tan sólo unas
décadas, lo cual es inestable desde el punto de vista evolutivo. Por
otro lado, la depresión es explicada a partir de la hipótesis clásica de
la serotonina y catecolaminas. Sin embargo, pese a estar ampliamente
extendida, esta hipótesis nunca ha sido demostrada experimentalmente, ni
siquiera con fármacos depletores de estas sustancias. La farmacología
no ha dejado los resultados esperados en décadas, por lo que un cambio
de paradigma hacia un modelo más integrador se hace ineludible.
http://www.muscleblog.es/2012/11/sindrome-estacional-y-depresion-el-nucleo-supraquiasmatico-melatonina-inflamacion-y-luminoterapia/