domingo, 22 de diciembre de 2013

Dale sentido a la vida

http://laverdadvencera.tumblr.com/


"Crecidos en una era de seguridad, sentíamos todos un anhelo de cosas insólitas, de peligro grande. Y entonces la guerra nos había arrebatado como una borrachera. Habíamos partido hacia el frente bajo una lluvia de flores, en una embriagada atmósfera de rosas y sangre. Ella, la guerra, era la que había de aportarnos aquello, las cosas grandes, fuertes, espléndidas. La guerra nos parecía un lance viril, un alegre concurso de tiro celebrado sobre floridas praderas en que la sangre era el rocío.
Kein schönrer Tod ist auf der Welt… (No hay en el mundo muerte más bella…)
¡Ah, todo menos quedarnos en casa, todo con tal de que se nos permitiese participar!"

Ernst Jünger
"Tempestades de Acero"

sábado, 7 de diciembre de 2013

Movimiento contra la Intolerancia se enriquece a nuestra costa


Examinando el boletín oficial del estado (BOE) y los equivalentes autonómicos, provinciales y locales podéis tener una idea aproximada del dinero público que se destina a esta ONG. Sin ser la más subvencionada de las ONG´s pro inmigrantes, las cifras no dejan de ser fabulosas. Los datos que aquí se facilitan son casi exhaustivos (casi, debido a la posibilidad de que existan datos que no hayan sido publicados de una forma tan visible como los expuestos) además de rigurosos.

Los datos de subvenciones son referidos a lo publicado en boletines oficiales de estos organismos públicos en el año 2012, lo cual quiere decir que las cifras expuestas son las ayudas recibidad en el año 2011 por esta ONG. 

Esta ONG, Movimiento contra la Intolerancia, es bien conocida del público debido a su intensa actividad de naturaleza política e ideológica, lanzando propaganda a favor de la inmigración y de la interculturalidad, que en su neolengua lleva el nombre de “campañas de sensibilización social”, con una destacada presencia en institutos y otros centros de enseñanza. También se ocupa esta ONG de la denuncia de presuntos casos de racismo contra inmigrantes no blancos (en cambio, no suele denunciar presuntos casos de racismo antiblanco contra los españoles o agresiones antifascistas en auge en estos tiempos).

No expondremos las usuales aportaciones privadas, bancos y empresas, debido a la dificil recabación de estos datos. Que esperemos que en el futuro con la Ley de Trasnparencia puedan ser visibles a todo el publico.

Llegó a recaudar 314.500 euros a través del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (BOE núm. 74, del 27 de marzo de 2012), así como con 270.000 euros por medio del Ministerio de Empleo y Seguridad Social (BOE núm. 227, del 20 de septiembre de 2012) y con 30.215 euros nuevamente gracias al Ministerio de Sanidad, Servicios sociales e Igualdad (BOE núm. 277, del 17 de noviembre de 2012). De la Junta de Andalucía sacó 9.000 euros mediante la Consejería de Empleo (BOJA núm. 26, del 8 de febrero de 2012) para el proyecto denominado “No al racismo, sí a la interculturalidad” (cabe destacar que con este juego de palabras da a entender que uno solo puede estar a favor del racismo o de la interculturalidad, como si no fuera posible rechazar la ideología burguesa de la interculturalidad sin estar por ello de acuerdo con el racismo); otros 8.015 euros gracias a misma consejería (BOJA núm. 37, del 23 de febrero de 2012) y 20.000 euros a través de la Consejería de la Presidencia e Igualdad (BOJA núm. 112, del 8 de junio de 2012). La Consejería de Sanidad, Bienestar Social y Familia del Gobierno de Aragón le pasó 1.080 euros (BOA núm. 220, del 12 de noviembre de 2012). La Diputación Provincial de Castellón 1.500 euros (Boletín Oficial de la Provincia de Castellón de la Plana núm. 3, del 7 de enero de 2012). La Diputación Provincial de Valencia 1.538 euros (Boletín Oficial de la Provincia de Valencia núm. 177, del 26 de julio de 2012). El Ayuntamiento de Madrid le proporcionó 19.000 euros (BOAM núm. 6827, del 26 de diciembre de 2012). 

Movimiento contra la Intolerancia alcanza de este modo la estupenda cantidad de 674.848 euros de dinero público. Con esta cifra se hubiera podido pagar el Plan Prepara a 281 desempleados (a razón de 400 euros al mes durante 6 meses). Esto no es ninguna broma. Un uso alternativo a estos 674.848 euros de dinero público destinados a estas actividades de estridente afan intercultural podría haber evitado que hasta 281 familias españolas tuvieran que acudir a los comedores sociales; o que tuvieran que recoger comida de los contenedores de basura.

 Fuente: http://www.eloccidental.es/index.php/opinion/item/2936-movimiento-contra-la-intolerancia-se-enriquece-a-nuestra-costa

viernes, 6 de diciembre de 2013

Mandela: Como convertir a un terrorista en héroe

 



Nelson Mandela en 1937
Que el cine es un instrumento de opresión ideológica y de lavado de cerebro no es un secreto para nadie. Y si no que se lo digan al cine español, que viene haciendo exactamente eso. En España, fechorías como la de la “memoria histórica” jamás hubieran sido posibles sin la manipulación de masas que ha supuesto el cine español en los últimos años. Eso sucede también a nivel internacional y un buen ejemplo de ello es la película Invictus, que da una imagen completamente distorsionada de uno de los iconos de la progresía -y también de los liberales- de todo el mundo: Nelson Mandela. La película supone un serio intento de consolidar al antiguo líder del Congreso Nacional Africano (CNA) como un ídolo moderno.
Clint Eastwood relata en Invictus el triunfo del equipo sudafricano de rugby liderado por François Pienaar en la Copa del Mundo de rugby. El triunfo queda asociado a la figura de Nelson Mandela, que da a los miembros del equipo los uniformes verdes y amarillos, símbolo de la “Nueva Sudáfrica” post-apartheid. El hábil gesto de Mandela le ganó el apoyo de muchos sudafricanos blancos y consiguió que buena parte de la población le identificara con los colores nacionales. Sin embargo esto no es todo, ya que tan solo se trataba de un mero gesto en el océano de la violencia marxista que asolaba la Sudáfrica de entonces.
br> La película edifica toda su estrategia de manipulación sobre los estereotipos raciales políticamente correctos de los blancos fanáticos y crueles y los negros oprimidos y bondadosos. Se trata de un estereotipo ya recurrente en el cine y en los medios en general, muy empleado en la guerra de propaganda que ciertas fuerzas -especialmente interesadas en la progresión del Nuevo Orden Mundial- emplean contra Occidente. En estas coordenadas, pronto resulta evidente que detrás de Invictus, una película magistralmente llevada y de enorme belleza cinematográfica, hay una clara intencionalidad política.
Primero, lo más sorprendente es la manera en que el triunfo se vincula a la figura de Nelson Mandela, por entonces solo un astuto político más al servicio del imperialismo soviético. Su estrategia de apoyo al equipo de rugby, en contra de las intenciones de su propio partido, constituyó un movimiento genial que, si bien aparece en la película, ignora deliberadamente el contexto complejísimo de la Sudáfrica de entonces. Eastwood no puede -no puede honestamente- separar la figura de Mandela de los treinta años de terrorismo y violencia por parte su CNA. En este sentido, la película recurre a reiterados flashbacks del encarcelamiento de Mandela en la isla de Robben, un lugar donde, según la película, parece que Mandela fue a parar por oponerse al apartheid. De manera subrepticia, se oculta que otros personajes de la Sudáfrica de entonces, como el obispo Desmond Tutu, se opusieron igualmente al apartheid sin ser jamás encarcelados. Entonces, ¿por qué fue encarcelado Mandela? El hecho es que Madela no recibió siquiera el apoyo de Amnistía Internacional ya que, pese a cometer numerosos crímenes violentos, habia tenido un juicio justo y había sido razonablemente sentenciado.
Mandela era el dirigente del brazo armado del CNA y del Partido Comunista de Sudáfrica, el célebre “Umkhonto we Sizwe”. Fue hallado culpable de 156 actos de violencia pública que incluían oleadas de atentados con bomba, muchos de ellos en lugares públicos, como el atentado de la estación de ferrocarril de Johannesburgo. Pese a que el presidente Botha ofreció a Mandela la libertad en varias ocasiones si renunciaba a la violencia, su ofrecimiento siempre fue rechazado. La película transmite la idea de que los negros tienen todo que perdonar a los blancos y que este es el fin de la historia. No se dice una palabra de las décadas de violencia espantosa del CNA no solo hacia los blancos sino hacia otros negros que no pertenecían al CNA. La Sudáfrica del apartheid, pese a todos sus defectos, atraía a dos millones de trabajadores de las naciones vecinas, muchas en poder de regímenes marxistas, fracasados y sanguinarios. La película silencia las bombas en los grandes almacenes o incluso en instalaciones nucleares, la supresión de críticos y opositores o el terrible necklacing -la especialidad de las guerrillas de CNA- en el que la gente, con frecuencia otros negros, eran quemados vivos con un neumático en torno al cuello incendiado con gasolina. Por entonces, los terroristas de Mandela asesinaron y torturaron a miles de campesinos blancos para, más tarde, reintegrarse en el Ejército Sudafricano actual, sin que ninguna plañidera internacional haya pedido un “ajuste de cuentas” como se hace con Chile o Argentina. Por muchísimo menos de lo que Mandela hizo en su día, Hamas o Hizbolah son tildadas de “terroristas” en todo el mundo occidental.
Tampoco habla la película del apoyo de Mandela y su partido a regímenes así mismo sanguinarios como el régimen castrista, el de Robert Mugabe o el régimen chino. Aunque Invictus liga la victoria del equipo de rugby a la figura de Mandela, no hace igual, como correspondería en justicia, con el crimen galopante y la ruina de la economía. En la película, solo durante un momento Mandela mira los titulares de un periódico en el que se habla de crimen y ruina económica. Esto no hace justicia en absoluto a la situación real: de hecho, durante los 46 años de gobierno del Partido Nacional, 18.000 personas murieron en tumultos, atentados o en calidad de víctimas de la policía o el ejército. La cifra contrasta con las 20.000-25.000 personas que mueren todos los años en la actual Sudáfrica, en tiempo de paz, convertida en uno de los países más violentos del mundo. Además, la Sudáfrica del apartheid, abominada por todos, se hallaba entonces en una situación económica que hoy debería de envidiar: pese a estar entonces acosada por el bloque soviético en un amplio frente subversivo y por las sanciones de los EEUU y sus aliados, pese a sostener una guerra instigada desde Cuba en su frontera, el Rand era mucho más fuerte de lo que es hoy. La Sudáfrica de Nelson Mandela, sin ninguno de esos problemas, es ya un gigantesco fiasco económico y ha dejado de sacar las castañas del fuego a los países circundantes que, dicho sea de paso, cuentan con todas las bendiciones de la comunidad internacional de naciones “democráticas”.
Por último, queda por señalar el giro copernicano impuesto por el gobierno de Mandela en lo moral. De hecho, precisamente él y sus camaradas del CNA son quienes legalizaron en Sudáfrica cuestiones como el aborto -legal desde el 1 de febrero de 1997-, la pornografía y el juego. Nada de esto sale en la película, por supuesto. Como tampoco sale -ha sido completamente distorsionado- la importancia que para los componentes de aquél equipo de rugby tenía su fe cristiana. Sorprendentemente, y pese a que la película indica justo lo contrario, es un hecho constatable que aquél histórico equipo oraba tras cada victoria en el terreno de juego. El propio líder del equipo, François Pienaar, declaró en una entrevista a la BBC en 1995 tras la victoria que, cuando sonó el silbato que indicaba el final del encuentro “me puse de rodillas. Soy cristiano y quería decir una rápida plegaria por hallarme en aquél acontecimiento maravilloso y no solo por ganar. De repente, todo el equipo estaba en torno mío; fue un momento especial”.
Toda este simplismo a la hora de tratar una situación incomprensible sin conocer el contexto africano de entonces, la guerra fría y el papel del CNA en la subversión de todo el Sur de África, solo puede entenderse como un acto de pura propaganda, encaminada a fabricar un falso héroe a la medida de los intereses de la mundialización.

Fuente: El silencio de la verdad

domingo, 1 de diciembre de 2013

Un partido portugués propone la unión con España.


La Raya es como conocen miles de españoles a la línea que separa España de nuestro vecino atlántico. La Raya -o a Raia si preguntas del lado portugués-, porque para quienes hacen su vida en torno a ella el término “frontera” suena demasiado duro, a una separación que no responde al día a día. Son 1.200 kilómetros que han permanecido casi inmutables desde que ambos reinos las fijaron hace 750 años. Desde entonces solo ha sido necesario modificarla en una ocasión, para devolver en 1801 el municipio de Olivenza a la Corona Española. Es una de las fronteras más antiguas de Europa y, sin embargo, de las más permeables. Los rayanos se han acostumbrado a vivir con un pie en cada lado y a nadie se le escapan las similitudes que existen entre ambos países en cuanto a clima, geografía o fauna, pero también de carácter, cultura o historia. Desde que en 1668, tras la Guerra de Restauración, Portugal se desvinculara por última vez del control español, han sido multitud las figuras del mundo político y cultural que han abogado por diluir, e incluso suprimir, la famosa raya.
Ahora, un partido portugués recupera ese movimiento, huérfano tras la muerte en 2010 del premio Nobel José Saramago. Desde el año pasado, el Movimiento Partido Ibérico (MPI) aboga en el país vecino por acercar a ambos estados hacia una unión política y económica mayor, una estrecha colaboración que quizá en un futuro elimine por completo la línea que los divide. Aunque el objetivo es alcanzar en algún momento una confederación  ibérica, e incluso una federación de estados, por el momento las propuestas son más prácticas.
Banco Central Ibérico.
Uno de las motores que han configurado el partido, que se autodefine como progresista, es la lucha conjunta de España y Portugal contra la crisis económica. De hecho, aunque parte de ideas anteriores, fue el rescate al país vecino lo que impulsó a su fundador, Paulo Gonçalves, a poner negro sobre blanco alguna de sus prioridades.
Probablemente la principal sea la creación de un Banco Central Ibérico que preparara el camino de los dos países fuera del euro. A juicio de Gonçalves es imprescindible afrontar esa reflexión sobre si la divisa europea es la más adecuada para la península o si convendría crear una nueva moneda peninsular. Sostiene que la unión de ambas economías más allá del mandato europeo permitiría recuperar el poder de decisión sobre las políticas monetarias y aumentaría la capacidad de España y Portugal para influir en los mercados. Sus casi 58 millones de habitantes quedarían cerca de los 60 de Italia o los 62 del Reino Unido.
Además, crecería el peso de Iberia en Latinoamérica, donde las relaciones diplomáticas y comerciales de ambos países se complementan. Sería por historia el principal referente mundial para los gobiernos de todo el subcontinente. Algo similar, en menor medida, ocurriría en África gracias a la implantación de las multinacionales peninsulares en las antiguas colonias.
Otro de los puntos fundamentales es la unión fiscal y bancaria, con organismos de control únicos que armonicen los criterios de saneamiento del sistema financiero, pero también que las contribuciones se igualen en toda la península.
Las ambiciones del partido no acaban ahí. La confederación que propone Gonçalves compartiría todos los ministerios menos Justicia, Defensa e Interior, con un titular de cada país compartiendo cartera, de forma que se puedan unificar las políticas fundamentales para el despegue del país. En este sentido, desde el partido portugués se destaca la necesidad de impulsar el turismo y la pesca, dos de las señas de identidad de la península. Efectivamente, su anhelada Iberia sería, con casi 4.000 kilómetros de costa, uno de los países más volcados hacia el mar, pero también uno de los que más centros turísticos y puntos considerados patrimonio de la humanidad por la Unesco albergaría.
Ese sueño, sin embargo, sigue aún lejos. Gonçalves reconoce que en ciertos círculos de Portugal el tema sigue teniendo algo de “tabú”, pese a la existencia de una fuerte corriente de opinión en este sentido. Durante su primer año de vida, el MPI cuenta ya con varios centenares de simpatizantes y colaboradores en Portugal, pero también en España, donde no descartan fundar un “partido gemelo”. La realidad es que, aunque de mínimo peso político, ya existe una formación que lo contempla. Izquierda Republicana, heredero del partido fundado por Manuel Azaña y ahora integrado en la coalición de Izquierda Unida, renovó el año pasado su apuesta por un “federalismo iberista” como alternativa al actual Estado de las autonomías.
Los símbolos del movimiento hay que buscarlos, de hecho, en el siglo XIX. El más aceptado es la bandera ibérica diseñada por el escritor y diplomático español Sinibaldo de Mas y Sanz en 1854. Está compuesta de cuatro cuadros con los colores de la bandera monárquica portuguesa a la izquierda (blanco y azul) y los de la bandera monárquica española a la derecha (rojo y amarillo).
Una mayoría a favor.
Esa presencia casi testimonial en las actuales instituciones de España y Portugal contrasta con la aceptación que la idea tiene en ambos países según las encuestas. En 2009 la Universidad de Salamanca comenzó a elaborar, en colaboración con la Universidad Complutense y dos centros de estudios sociológicos de Portugal, un barómetro de Opinión Hispano-
 Luso. En él, entre otros aspectos, se preguntaba por una hipotética unión entre ambos estados. Los primeros datos sorprendieron a los expertos. Un 30,3% de los españoles apoyaba una federación ibérica. En Portugal el respaldo era aún mayor, del 39,9%.
Aunque el proyecto se canceló el pasado año, la tendencia iba en ascenso. Según Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología de la UCM y director del barómetro, la crisis, lejos de ahogar esa idea de una península unida, la ha fortalecido. Cuanto mayor ha sido el deterioro de la economía, más adeptos se han sumado a la propuesta.
En efecto, durante los tres años que se realizó la encuesta el respaldo a una federación ibérica no hizo más que ascender en los dos países. En 2010 un 45,6% de los portugueses apoyaban la idea y en 2011 ya eran el 46,1%. Bajaron al mismo tiempo quienes se oponían frontalmente a la propuesta, que el último año no alcanzaban ni el 30%.
En España somos más reticentes. Pese a que en 2011 ya era un 39,8% de la población el que apoyaba la idea (9,5 puntos más que un año antes), se seguía oponiendo a ella aún un 34,6% de los encuestados. El porcentaje de rechazo, aunque significativo, fue por primera vez ese año menor que el del apoyo.
En todo caso, más allá de las evidentes diferencias, la sintonía entre españoles y portugueses no es nueva. Incluso políticamente, ambos países han caminado por la Historia muchas veces de la mano. Ambos fueron grandes potencias de ultramar y perdieron sus posesiones en el lento goteo de los siglos. Ambos iniciaron también el siglo XX con una República que dio paso a cerca de medio siglo de regímenes autoritarios. La Revolución de los Claveles de 1974 dio esperanzas a quienes preparaban el despertar de España tras la muerte de Franco. Su nueva Constitución inspiró en parte la nuestra. Y todo separado por una raya que pocas veces ha sido más que eso.
La amenaza de Barrancos.
Las similitudes y la cercanía también han traído quebraderos de cabeza a los gobernantes. Es paradigmático el caso de Barrancos, un pequeño pueblo rayano de apenas 2.000 habitantes situado en el Alentejo pero que mira constantemente a España. La localidad más próxima es la española Encinasola, a nueve kilómetros de distancia, 12 menos que Santo Aleixo da Restauração, el municipio portugués más cercano. Los habitantes de Barrancos han desarrollado incluso un idioma propio y ya oficial, el barranqueño, que mezcla las lenguas de un lado y otro de la frontera.
El conflicto estalló por las corridas. En Portugal la ley prohibe matar al toro durante los festejos. Se le inmoviliza. En Barrancos, en cambio, la tradición de corte español mandaba que fuera el estoque y no las manos desnudas de los toreros, como en el resto del país, quien pusiera fin a la corrida. Durante años se solucionó de forma eminentemente práctica. Cuando llegaba el momento de entrar a matar, el alcalde, la policía y el resto de autoridades se daban discretamente la vuelta para no verlo. Ojos que no ven, ley que no entiende.
Las protestas continuadas de los grupos animalistas forzaron al Gobierno portugués a tomar cartas en el asunto, pero cuando intentó controlar los festejos, el pueblo montó en armas. Las calles se llenaron de banderas de España y amenazaron con unirse de forma unilateral a nuestro país. El Gobierno cedió y el conflicto acabó zanjándose en 2002 con una ley que excluye los festejos de Barrancos de la normativa del resto de Portugal.
La idea de las banderas la rescataron hace poco en Valença do Minho, un municipio portugués de 15.000 habitantes al que los recortes sanitarios han dejado sin Servicio de Atención Permanente. Igual que en el caso de Barrancos, la localidad más cercana, Tui –a menos de tres kilómetros de Valença–, es española. Para encontrar unas urgencias del sistema portugués tendrían que viajar hasta Monçao, a 18 kilómetros del pueblo. La protesta llenó con un millar de banderas de España las calles del Valença, en parte para denunciar el abandono de Portugal, en parte para agradecer la atención que les dan en Tui a quienes acuden al servicio.
Aún más conciliadora es la historia de Rihonor de Castilla, en Zamora, y Río de Onor, en Bragaza (Rohonor de Arriba y de Abajo para su habitantes). Hartos de la cadena que partía en dos el pueblo, los vecinos decidieron en 1990 retirarla para siempre.
No se puede hablar de una unión entre España y Portugal sin que alguien mencione el fútbol, un deporte que se vive con la misma pasión a ambos lados de la frontera. Nuestro país, actual campeón del mundo y bicampeón de Europa, ganaría para sus filas a figuras como Cristiano Ronaldo o Pepe, que pasarían a ser referentes nacionales. Pero también a Mourinho, no lo olviden.

Fuente: http://www.tiempodehoy.com/espana/un-partido-portugues-resucita-el-iberismo

50.000 seguidores de Amanecer Dorado se manifestaron ayer ante el Parlamento Griego











Fuente: http://topconservativenews.com/2013/12/50000-people-rally-in-athens-for-golden-dawn/